Accelerated Spanish: Week 2 story

Throughout the second week, try to read and listen to this story once every day.

No, you won’t understand it at first. But you’ll get a feel for the language, and as we go along, you’ll catch words here and there.

By the end of the second week, you’ll have every word in this story in your vocabulary.

Listen in the car, or read and listen at the same time.

Listen:

Read:

Yo no sé qué me hizo pensar en él, pero esta mañana, antes de salir para el trabajo, quise saber de su vida. Me acuerdo de que su casa estaba cerca de la escuela, justo a la vuelta de la esquina, así que ahora iré a ver si él todavía está allí.

Afuera hace buen tiempo, me gustan los días con mucha luz. En el camino, un hombre quiere dinero mas sólo tengo tres o cuatro dolares conmigo, como mucho cinco, entonces hago de cuenta que no lo he oído. Hoy sólo me importa una cosa: ver a “El Capitán”; mi primer amigo. Han pasado muchos años desde la última vez, ¿cómo estará ahora? ¿será el mismo? Lo seguro es que ya no es un niño… podría tener hijos, de hecho hasta sus hijos podrían tener algún hijo.

Adelante de la casa hay un auto, quizá sea de él, y una mujer que espera alguna cosa.

“Hola, buenos días, quisiera ver a ‘El Capitán’.”

“Pues… no está bien, la verdad es que las cosas por aquí están muy mal.”

“¿Qué? ¿Cómo? ¿Desde cuándo?”

“¿Usted quién es?”

“Soy… un amigo del pasado. Me gustaría saber por qué está tan mal.”

“Hace meses que está así, ha sido de un momento a otro, si fueron amigos habrás de saber que él siempre ha sido un poco loco… sobre todo desde que ella no está. Se podría decir que desde hace un año él es un muerto en vida.”

“Señora, ¿lo puedo ver? Me gustaría hablar con él…”

“Bueno… siempre es importante ver a los amigos, está adentro, en el cuarto pequeño, puedes pasar.”

Por dentro, la casa está igual que siempre y puedo verlo aunque él no me haya oído. Está más viejo que nunca. Del lado de afuera, la mujer aún espera alguna cosa.

“Hey…” …no sé qué más podría decir.

“Quien quiera que seas, vete de aquí.”

“Bueno, algunas cosas todavía están igual… soy yo, Capitán.”

Él, con la misma cara de siempre:

“Mi vida es una gran fiesta, ¿lo puedes creer? Me hace muy feliz que estés aquí, de todas las personas con vida en este mundo, tú eres la que más me gusta. Hace demasiado tiempo que te espero, tenemos mucho de qué hablar.”

Al parecer uno de los problemas era su vista. Desde la muerte de su esposa ya nada era igual, la vida era un nuevo mundo que él ya no quería ver.

“¿Y la señora que está fuera? ¿Quién es?”

“Es la esposa de mi hermano…mi madre la quería mucho. Es buena gente, es fuerte y puede querer a un viejo loco como yo, pero bueno, para eso está la familia, hasta puede que lo haga por deber.”

“¿Podemos hacer algo por ti?”

“Claro que no, el problema es la vida en este maldito mundo, donde realmente es demasiado malo creer en el amor. Todo lo que amo ya no está, todo lo que me gustaba se ha ido y aunque mi cuerpo esté aquí yo me he ido con ella…”

“¿Siempre estás aquí? ¿Sin hacer nada?”

“Eh… Algunas veces voy hasta la puerta a ver pasar el tiempo… también me gustna el agua, me ayuda a no pensar, que no es poco…”

(El viejo querido podía seguir los minutos, las horas, el día, desde la puerta de su casa; la cabeza al agua era por el momento su arma contra la razón.)

“¿Qué ha dicho el doctor?”

“De ninguna manera voy a volver ver al doctor, es un buen hombre, pero no pudo hacer nada por mí y sé que no podrá. Pero bueno, qué gusto estar aquí contigo, ¿has estado bien todos estos años?”

“Pues sí, he estado bien, pero… ¿por qué estás tan mal? ¿qué ha pasado con ella?”

“Pues un día, de pronto, ya no se pudo volver a sentir bien. Estuvo así durante muchos meses… hubo un tiempo en que estuvo mejor, pero luego, cuando ya me había hecho la idea de que la vida nos estaba haciendo un favor, de que ya estaría bien, se fue. Ella nunca estuvo a la espera, lo cierto es que yo tampoco estuve, hasta ese momento, para mí, la muerte era cosa de otros, y eso está muy mal. Aunque nunca tendrás forma de saber qué cosas van a pasar, siempre hay que estar listo para la noche, eso siempre lo había dicho mi padre, en su momento no lo pude entender, yo era muy chico y él, entre juego y mujeres, nunca se pudo tomar el tiempo para hablar conmigo, al menos no en serio, pero bueno, ese día lo entendí. Tanta guerra en el mundo y la maldita muerte fue por ella durante la noche, mientras hacía la comida. Qué sé yo… quizás ella esté mejor así… los primeros meses fueron nuestro mejor momento, antes de todo, cuando ella era sólo una idea y no mi esposa ni mi familia ni nada de eso. Para mí ella era entonces como Dios en la tierra, durante ese tiempo yo casi no podía pensar… me gustaba mucho, me acuerdo de que estaba como loco con sus manos, y ella lo sabía bien. Me había dicho: si quieres sentir mis manos tendrás que venir por mí, tú quieres hacerlo y yo quiero que lo hagas. Y, desde ya, yo fui. Estoy seguro de que este mundo no ha tenido ni tendrá la suerte de volver a ver a otra mujer que tenga las manos que tenía ella. En fin, después fue otra cosa, yo sólo pude volver a ser yo y me iba de la casa durante días, ella no era feliz conmigo, eso lo sé bien… La vida es así, no se puede dar un paso adelante sin dar otro hacia atrás. Le di una oportunidad al amor en el mismo momento en que ya no tenía nadie a quien querer. Me hubiera gustado ser más como mi Papá, él era un señor muy listo, al ver la oportunidad de dejar la ciudad se fue. De esa manera no tuvo que pasar por ese maldito momento en que un hombre tiene que ver el cuerpo muerto de su esposa. Yo pude ver la muerte en ella y pude ver la muerte en mamá. Ah, y mamá…a mamá  no le gustaría ver lo que soy ahora, ella era una gran persona, pero no de cualquier tipo, era de esas personas buenas en serio, cuando alguien tenía algún problema ahí estaba ella, salir no era nunca un problema e Iba a cualquier lugar, no importaba dónde ni cuándo, mucho menos cuánto tiempo fuera a necesitar, pero bueno, mi madre siempre quiso que yo hiciera algo importante. ‘Pueden hacer lo que quieran, pero hagan algo nuevo’, le gustaba decir eso siempre que podía. Sus otros hijos le hicieron caso y todos fueron personas con mucha cabeza, yo siempre estuve un poco atrás, mi madre, al ver esto, sin dejar nunca de tomar mi mano, tuvo el deber de decir ‘haz lo que puedas’. Y esto es lo único que pude hacer.”

“Eres una gran persona, siempre fuiste para mí como un hermano mayor…”

“Soy más grande que tú por sólo dos meses.”

“Lo sé, pero tú siempre fuiste más grande, no es que tu cuerpo haya sido alguna vez más fuerte, pero era tu forma de mirar la vida, de ir siempre hacia adelante…Siempre quise no necesitar nada de nadie, tal como tú podías.”

“Hacerle creer eso al mundo fue muy fácil, lo difícil para mí fue entender que no era cierto, ahora eso está muy claro. Si hace muchos años alguien me hubiera dicho que yo sería esto que soy ahora, éste que soy ahora, de seguro ese maldito habría tenido en ese mismo momento una gran mano mía sobre la cara, quizás un arma sobre su cabeza… pero ya puedes verme aquí, soy un viejo casi muerto que sólo puede hablar de amor.”

“Siempre hicimos un gran equipo, hemos hecho muchas cosas juntos. Me acuerdo de esa noche en que estábamos los dos atrás de mi casa, en segundo año de la escuela, tenías toda la sangre en los ojos porque ese tipo, uno que era parte de nuestra clase, tuvo que mirar a tu chica. Tú estabas como loco, lo querías esperar en la puerta de su casa. Yo no tenía idea de que ella te gustaba tanto, pero tus problemas eran también mis problemas, los amigos son para esas cosas así que no te podía dejar solo, pero tenía mucho miedo, ese tipo era muy grande y nosotros tan chicos…al fin pude hacerte entender que nuestros problemas no tenían nada que ver con ellos, que era mejor no hacer nada y dejar de lado esa maldita idea, fue la primera vez que has podido hacerme caso en algo y hasta te tuve que dar las gracias. Pero bueno, igual les hiciste creer a ese chico y sus amigos que estaba todo mal y que ibas a ir por ellos en cualquier momento. Él  hasta se tuvo ir rápido a casa de su tío, el policía, porque estaba muerto de miedo. Siempre fuiste demasiado loco, genial, pero loco… y, en algún punto, tú eras el jefe, no por nada tienes ese nombre.”

“Lo cierto es que a esa chica le tenía cariño pero ni siquiera me gustaba tanto… es posible que nunca haya podido entender realmente el amor, siempre fue más importante para mí tener que sentir. Por ese entonces también había unas mujeres que estaban de paso por la ciudad, de eso me acuerdo bien, había una que también me gustaba pero que no quería saber nada conmigo y eso sí que no lo podía entender… por otro lado, tú habías tenido más suerte, quizás porque podías ver todo más claro y eso les gusta a las mujeres. Yo siempre fui más de la sangre y tú más del corazón. Mis hijos eso lo saben bien… El problema es que yo siempre fui más hijo que padre, mientras los padres quieren una cosa, nosotros, los hijos, queremos otra. Pero no me di cuenta y de pronto era padre sin saber qué era lo que tenía que hacer, mucho menos lo que tenía que querer. Y entonces no hice nada, y así me fue. ¿Te he dicho que mi hija se va a ir de la ciudad sin venir a ver a su viejo por última vez? No la he cuidado como los hombres tienen que hacerlo con sus hijos, no he tenido suficiente lugar en mi vida para ella y ahora es demasiado tarde. En fin, para ese entonces, con suerte, estaré a millas bajo tierra.”

“Ay, tienes que dejar de decir esas cosas.”

“Como sea, se irá.”

“¿Cuándo lo hará?”

“Esta semana, no me acuerdo el número de día. Si la pudiera ver una vez más haría las cosas de otra forma, sería una mejor persona, qué sé yo…”

“Hazlo.”

“Estás loco.”

“No estoy loco. Todavía está en la ciudad, ¿no?”

“Por algunos días más, yo creo…”

“Vamos, iré contigo.”

“No, no es un buen momento…”

“Ningún momento será mejor que este.”

“¿Qué haré al verla? No, no… yo no voy.”

“Harás lo que haces mejor: ser tú mismo.”

“Por ser yo mismo ha querido dejar de hablar conmigo en primer lugar.”

“Bueno, sé el de siempre pero con esa nueva idea de amor de la que tanto te gusta hablar.”

“Primero tengo el deber de hacerte saber que ella es una persona muy difícil…”

“Nadie puede ser más difícil que tú, creo que voy a poder con ella, y si no, espero afuera a que tú hagas lo que quieras hacer.”

“Estas mujeres, las que llevan mi sangre, son un caso único… como sea, ya es demasiado tarde.”

“Claro que no, lo haremos juntos.”

“Ok, pero hay que salir rápido, en cualquier momento voy a volver a decir que no y no habrá nada que pueda hacerme salir de aquí otra vez.”

Ahora estamos El Capitán y yo del lado de afuera. La señora sigue de pie en la puerta de la casa pero ya no espera nada, sólo está ahí.

“Mejor tú te vas sin mí, será mejor dejar las cosas tal y como están.”

“Claro que no, vámonos.”

La señora pregunta:

“¿Qué hacen aquí? ¿Se van?”

Al parecer no puede entender qué ha pasado y mucho menos puede dejar de mirar el cuerpo del viejo, de pronto fuerte y con vida.

“Nos vamos a ir por unos días.”

Ella no puede ni siquiera hablar. El Capitán, que ya no es el mismo viejo de hace algunas horas, sí:

“Podrías decir alguna cosa, ¿no?”

Ella sólo puede dejar salir un “oh” que él casi no pudo oír, y luego:

“Que Dios esté con ustedes”

El viejo auto, al final, sí es de El Capitán y, ya arriba, justo antes de tomar el camino hacia lo más alto de la ciudad, me acuerdo de que casi no tengo dinero. Algunos niños están todavía fuera de sus casas en medio de un juego al parecer muy importante. Les puedo dar una última mirada antes de dar vuelta a la esquina. El Capitán, quien cada vez se me hace menos viejo, cuenta alguna historia del pasado o me pregunta qué haremos al estar allá, yo sólo le puedo decir que haremos lo que podamos hacer, pero que lo haremos juntos. Ninguno tiene nada más que decir, y yo, que no estoy seguro de qué es realmente lo que hacemos a esta hora, en este auto, después de tantos años sin saber nada del otro, estoy mejor de lo que he estado en mucho tiempo. Lo cierto es que hacemos lo que siempre hemos hecho, estar donde hay que estar y en el momento justo. Él, sin dejar de mirar hacia adelante:

“Tú y yo somos así, podríamos entender todo del otro sin siquiera hablar, aunque los días se vayan, aunque tú te vayas o yo me vaya a cualquier lugar, siempre nos vamos a volver a ver, de eso estoy seguro.”

Y yo estoy seguro de que pasar por su casa hoy fue lo mejor que podría haber hecho. Ya es tarde, casi de noche. Las noches en la ciudad siempre han tenido algo un poco loco, un no sé qué interesante, el poder de dar vuelta a la realidad y hacer volver a esos muertos que por alguna razón ya le habían dicho adiós a la vida.